Uno de los dilemas más frecuentes en terapia gira en torno a esta pregunta: ¿Es egoísmo priorizarse? Muchas personas experimentan una gran duda existencial sobre lo que se considera «correcto». Sienten miedo de ser percibidos como egoístas, asumiendo erróneamente que cuidarse a sí mismos implica un acto de egocentrismo.
Sin embargo, esta creencia se basa en una confusión de conceptos. En muchas ocasiones, se asocia el egoísmo con el simple hecho de ponerse en primer lugar, cuando en realidad son dos comportamientos distintos. Veamos la diferencia.
El egoísmo se define como cualquier conducta en la que una persona pone sus propios intereses por encima de los de los demás, manifestando actitudes como: Negarse a compartir recursos, evitar ayudar cuando tiene la posibilidad de hacerlo o tomar decisiones que afectan negativamente a otros para su propio beneficio.
Por otro lado, priorizarse implica tomar decisiones que buscan satisfacer las propias necesidades sin causar un daño directo o evitable a los demás. Por ello, no es necesario caer en la trampa de la justificación, es decir, buscar motivos de peso que justifiquen tomar la decisión de priorizarse. La gran diferencia radica en la intencionalidad. Mientras que el egoísmo ignora o incluso perjudica a los demás, priorizarse busca el autocuidado sin un deseo de hacer daño.
En ocasiones, priorizarse puede generar molestias o incomodidad en los demás, pero esto no significa que sea incorrecto. La clave es actuar de acuerdo a tus valores personales. Un criterio fundamental para evaluar nuestra conducta es preguntarnos: ¿La forma en la que estoy actuando me daña o me afecta negativamente?
Si la respuesta es sí, quizás estemos descuidando nuestro bienestar en favor de la complacencia. Aprender a poner límites no solo nos protege, sino que también nos permite ofrecer ayuda genuina a los demás, en lugar de actuar por miedo al rechazo o la pérdida.
Priorizarse no es egoísmo, sino una acción necesaria para mantener el equilibrio entre el autocuidado y las relaciones interpersonales. Entender esta diferencia nos ayuda a vivir con mayor bienestar, sin culpa ni miedo a ser juzgados.
Priorizarse es un acto de amor propio. Cuidar de ti mismo te permite ayudar a los demás desde un lugar sano y genuino.