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En la actualidad, las redes sociales se han convertido en una de las principales formas de interacción para la mayoría de las personas, tanto jóvenes como adultas. Con un ritmo de vida cada vez más acelerado, las redes ofrecen una manera conveniente de mantenernos “conectados” con los demás, facilitando la conservación de vínculos personales en nuestro día a día. Sin embargo, aunque estas plataformas presentan muchas ventajas y pueden ser herramientas poderosas, también conllevan ciertos riesgos psicológicos, como la tendencia a medir nuestra valía personal en función de las interacciones que obtenemos, especialmente los “likes”.

Compartir momentos o aspectos de nuestra vida en redes sociales como Instagram, la plataforma más popular entre los jóvenes, no es a priori algo negativo. De hecho, puede ser una forma de expresión y de conexión con los demás. Sin embargo, el problema surge cuando el número de “likes” se convierte en un indicador clave del valor personal.

Muchas personas suben fotos y contenido con la expectativa de recibir muchos “likes”, esperando con ansiedad las reacciones de sus seguidores. Si reciben muchos “likes”, pueden sentir una felicidad momentánea; pero si los resultados no cumplen con sus expectativas, pueden experimentar sentimientos de frustración, tristeza o enfado. Pero ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué determina para algunas personas esa cantidad de likes?

Para realizar un buen análisis, el primer aspecto que se tiene que tener en cuenta es que en las redes sociales lo que prima es la apariencia visual del contenido. Esto lleva a que el atractivo físico cobre un gran valor. Aquí se encuentra la primera trampa, considerar la belleza o atractivo físico como factores que determinarán cuánto de interesante eres para los demás. La segunda trampa consiste en pensar que la cantidad de reacciones que recibes define nuestro valor personal. Si obtienes muchos “likes”, nos convencemos de que somos interesantes y, por ende, valiosos. Finalmente, la tercera trampa es la más peligrosa: asumir que tu valía como persona está directamente relacionada con tu apariencia o la cantidad de “likes” que recibes.

El interés que ciertas personas pueden mostrar al interactuar con el contenido en redes sociales, rara vez proporciona la seguridad y el sentido de valía que realmente se necesita. La realidad es que el valor como persona no depende de cuánto de atractivo seas para los demás, sino de en la medida en la que TÚ pones en práctica tus valores.

Por ello, es crucial recordar que las redes sociales son solo una pequeña parte de la vida y no deben dictaminar nuestra autoestima. La verdadera seguridad y sentido de valía provienen de nuestra capacidad de ser fieles a nosotros mismos y de poner en práctica  nuestros valores, no de la cantidad de “likes” que se acumula en una plataforma digital.

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