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Es evidente que los individuos estamos en continuo cambio y, por ende, la sociedad también se transforma al mismo tiempo. Sin embargo, ¿en qué dirección estamos cambiando?
¿Estamos evolucionando o retrocediendo? ¿Todos los cambios son para mejor?


Muchos hemos oído a nuestros padres o familiares decir frases como «las relaciones de hoy en día no aguantan nada» o «antes las relaciones sí que eran duraderas». Es una realidad que las relaciones actuales tienen una esperanza de vida menor que las de antaño, pero ¿Qué está ocurriendo?


Existen varias explicaciones para esta cuestión. ¿Qué ha cambiado en la sociedad actual en comparación con la de hace 50 años?

Cambios en la Educación y la Percepción de las Relaciones

Uno de los cambios más relevantes es la educación recibida. Anteriormente, las relaciones estaban orientadas hacia el matrimonio; cortejar a alguien sin intenciones de boda era visto como una burla o incluso un pecado en contextos religiosos. La meta era el matrimonio y, seguidamente, la descendencia, además de mantener la virginidad hasta el matrimonio. Las antiguas sociedades crearon el concepto de la virginidad como un constructo social.


Aunque la educación sobre relaciones y sexualidad sigue siendo insuficiente en la actualidad, ahora hay más información y libertad. La visión de las relaciones ha cambiado: ya no se piensa exclusivamente en el matrimonio o la descendencia. Hoy, las relaciones se entienden como un proceso en el que las personas se conocen tanto personal como sexualmente antes de considerar un compromiso. La idea negativa de conocer a varias personas para encontrar con quién se congenia mejor está desapareciendo.

El Contexto Social

El contexto social también ha cambiado. Hace 50 años, los niños y niñas jugaban por separado y las actividades de ocio estaban más restringidas y supervisadas. Las expectativas de vida incluían casarse, tener hijos y trabajar para mantener a la familia. Los objetivos personales, si existían, eran secundarios. Valores como la responsabilidad, el respeto y el trabajo duro eran fundamentales.


Actualmente, hay más libertad y autonomía desde la adolescencia, lo que permite un desarrollo personal más integral. Los lugares de ocio no suelen estar supervisados, y no hay una hora fija de llegada a casa para los adultos. Los objetivos personales, como estudiar o trabajar en algo que guste, tienen prioridad. La casa y la familia, aunque presentes, no son tan urgentes, y las relaciones se valoran por el placer y no solo por el compromiso de tener descendencia.

La Sociedad de la Inmediatez

A primera vista, estos cambios son positivos. Sin embargo, durante mis sesiones, he observado un patrón repetitivo entre jóvenes y adultos: la evitación del vínculo. Muchos consultantes expresan sentimientos como «no quiero nada serio» o «no tengo suficiente tiempo para dedicarte». Esto lleva a muchos a sentirse insuficientes, ya que estas situaciones se repiten constantemente.


¿Por qué sucede esto? La sociedad ha cambiado para bien en muchos aspectos, como la libertad, la educación y la individualidad, pero no todos los cambios son positivos. La sociedad actual es la sociedad de la inmediatez. La constante exposición a estímulos hace que no valoremos tanto lo que ganamos o perdemos, ya que siempre parece haber otra opción disponible. Además, la facilidad para encontrar nuevas oportunidades reduce el esfuerzo que estamos dispuestos a invertir en algo.

Miedo a Decidir

Otro factor es el miedo a decidir. Optar por una relación estable puede significar cerrar la puerta a otras posibilidades, y en un mundo lleno de estímulos inmediatos, esto puede ser una tarea difícil. Esta incertidumbre nos lleva a convencernos de que siempre puede haber algo mejor, aunque esto no sea necesariamente cierto.

Miedo a Sentirse Vulnerable

Por último, tenemos el miedo a sentirnos vulnerables. En una sociedad donde casi no hay cabida para la soledad debido al continuo bombardeo de estímulos, nos enfrentamos a una dificultad compleja de identificar pero presente en la mayoría de las personas. El pánico a que otra persona te conozca con todas tus fortalezas y debilidades, y que finalmente se vaya, es una de las cuestiones que nos hace ser cada día más reacios a tener relaciones serias. Este miedo a la vulnerabilidad nos lleva a evitar el compromiso profundo y a mantenernos en la superficie de las relaciones.


En conclusión, aunque la sociedad ha evolucionado en muchos aspectos, también enfrenta nuevos desafíos. La disponibilidad constante, el miedo a perder otras oportunidades y el temor a la vulnerabilidad pueden estar afectando la estabilidad de las relaciones. Es crucial encontrar un equilibrio entre la libertad individual y el compromiso para construir relaciones significativas y duraderas.

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