Cuando un consultante acude a un psicólogo/a, este debe en primer lugar recabar toda la información relevante y analizar el motivo de consulta, y en segundo lugar crear una rutina en su día a día en caso de que no la tenga o reajustarla en caso de que se haya visto desestabilizada por la situación. Esta parte del proceso es una de las partes en las que los consultantes suelen mostrar mayor reticencia, es decir, si yo vengo a expresarte mi problema
¿Por qué tengo que ajustar mi horario de sueño o realizar ejercicio físico?
La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, en psicología se puede caer en la trampa de buscar el agente causante de la problemática como se hace en el caso de la medicina. La medicina emplea fármacos para modificar los síntomas de una patología. Sin embargo, el campo de estudio de la psicología es los problemas psicológicos, es decir, problemas que surgen entre la interacción de la persona y sus circunstancias vitales, problemas que tienen un origen aprendido. Por tanto, buscar el agente causante carecería de sentido, en todo caso en cuanto a las distintas variables psicológicas se podría buscar la correlación entre ellas (el cambio de una variable alteraría el valor de la otra), pero nunca causalidad.
Esta es la eterna guerra entre psiquiatría y psicología, a pesar de trabajar ambas con los trastornos psicológicos, la psiquiatría lo hace desde el modelo biomédico e interviene buscando causas internas para explicarlos, utilizando como método de intervención los psicofármacos. Sin embargo, la psicología utiliza técnicas de intervención psicológica ante una problemática que es aprendida y por tanto, que se puede modificar. Es necesario aclarar que en momentos puntuales donde la intensidad de los problemas psicológicos es severa pueden ser útiles los psicofármacos para reducir que ésta interfiera en exceso durante la intervención psicológica. No obstante, los psicofármacos no cambiarían las circunstancias de vida, la falta de ciertas habilidades de afrontamiento o el uso de estrategias ineficaces que dieron lugar al problema, es decir, sería una tirita que serviría para solucionar nada.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Por qué los psicólogos/as modifican variables que no tienen nada que ver a priori con el motivo de consulta? La respuesta es sencilla, si tienen que ver. Los problemas psicológicos están sujetos a diferentes variables, la modificación de estas variables afectará a la persona y a su aprendizaje. Es por ello, por el que al inicio aunque a priori sea algo muy básico se pretende que la persona lleve de forma estructurada una rutina en cuanto a alimentación, horario de sueño, horario de trabajo, higiene, relaciones sociales y actividad física.
En relación a la actividad física esta es una de las variables de las cuales a los consultantes les cuesta más adherirse. Entienden el impacto que puede tener el realizar ejercicio físico para su salud, pero no para su salud psicológica. Se ha demostrado que a nivel fisiológico realizar actividad física reduce la sintomatología categorizada como ansiosa depresiva. Cuando una persona que tiene comportamientos depresivos, los cuales suelen estar ligados a baja activación, realizar ejercicio físico te activa y hace que fisiológicamente sea incompatible sentir esas emociones de baja activación, por tanto durante el periodo de ejercicio físico sentir tristeza es más complicado. Con respecto a la ansiedad, su explicación es más sencilla, ya que es una forma de liberar la tensión que te provoca la ansiedad y por tanto, te sientes mejor.
El cambio en diferentes variables que a priori pueden parecer irrelevantes junto a la intervención específica para la problemática puede modificar en gran medida el bienestar de la persona. Por ello, habrá momentos en los que confiar en tu terapeuta será algo imprescindible.