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Todos sabemos que no existe un manual de instrucciones para convertir tu casa y tu familia en un lugar seguro.

Voy a hacer referencia a una familia con hijos para poder abarcar más aunque igualmente sería para todo tipo de familias. ¡¡¡Es un gran placer entrar a casa con ganas!!!

Cuando trabajo con progenitores que acuden a consulta con el objetivo de adquirir pautas de educación conscientes veo la gran cantidad de familias que no identifican su casa como un lugar seguro.

He decidido poner este título al artículo porque en una serie había una niña que decía que “cuando se juega al pilla-pilla se dice “CASA” porque es un sitio seguro en el que no puede pasarte nada”.

No dudo ni un instante en que nos encantaría saber cómo hacerlo y por ello dedico gran parte de mi tiempo a seguir actualizándome y formándome.

Me encuentro muy a menudo con madres llorando porque no “pueden” estar en sus casas con sus hijos o hijas, muchos padres que no quieren “amenazar, gritar, pegar,…” a sus hijos y no saben qué hacer en múltiples ocasiones.

Lo primero en lo que me gustaría incidir es en la necesidad de crear un clima de confianza, en validar las emociones de  nuestros hijos y en acompañarles haciéndoles sentir “vistos” y validados como personas.

En la mayoría de los casos nuestros hijos, independientemente de la edad, sienten como que no son como nos gustaría a nosotros, y esto evidentemente daña muchísimo su autoestima y les genera una gran decepción y frustración.

Cuando educamos, tendemos a invisibilizar sus emociones porque solemos poner la atención al comportamiento que no queremos ver en nuestros hijos y nos olvidamos de su mundo emocional y de sus necesidades.

Esto nos lleva a percibir como desafíos muchos de sus comportamientos o de sus palabras y, a explotar los progenitores. Algunos consiguen reprimirse, que desgraciadamente así enseñan la inteligencia emocional con todas las repercusiones que tiene y que presencio en muchas personas que les enseñaron a funcionar de esta manera en muchos centros y en libros de autoayuda, que aunque es mejor aguantarse las ganas de darle un tortazo que dárselo, no deja de ser algo dañino para nosotros al quedarnos toda esa química dentro, esos pensamientos, y ese alejamiento al cuidado de la relación.

Recalco el clima de confianza ya que solo si está bien y es seguro expresar las emociones, los pensamientos, cómo “son”, lo harán. Esto es algo que trabajo mucho con adultos que han crecido condicionados, con creencias limitantes, heridas emocionales y con miedos proyectados que les dificulta su elección y van reaccionando para posteriormente sentirse fatal, cargando con culpa o con formas de educación permisivas o autoritarias sin ser conscientes el daño que produce en el crecimiento de sus mayores tesoros porque no es esa su intención, actúan desde puntos ciegos que no son conscientes, con una limitada mirada y con rigidez cognitiva.

Por todo esto dedico tanto tiempo a formaciones, ya que sigo con mi propósito y sentido de la salud mental, poner el foco en la prevención, desde la infancia sería mucho más sencillo construir un mundo seguro y mejor para todos.

Se puede aprender pautas de educación, se pueden adquirir herramientas de inteligencia emocional, se puede llevar un crecimiento personal que nos lleve a “ser libres” eligiendo lo que tiene sentido cuidando de las relaciones, cuidando también de la integridad de nuestros hijos y menores con los que nos relacionamos,… igualmente, como primer paso sería plantearnos cómo respondemos cuando nos cuentan algo, ya que repito, que si no se crea un clima de confianza en el que es seguro mostrarme me dedicaré a no expresarlo, a relaciones basadas en juegos de poder, a buscar ese amor incondicional que no percibo en mi casa con un “amor” independientemente de las reglas que se impongan, a problemas de conducta, a bullying, a sobrevivir e intentar demostrar en vez de mostrarme, a boicotearme con mi lenguaje interno,…

Dada mi experiencia es el primer paso en un camino precioso como es vivir sintiendo el amor incondicional, vivir con tus seres queridos, desear transformar el tiempo libre en tiempo de calidad familiar,… Lo veo a diario ya que me aporta una gran riqueza trabajar con niños, adolescentes y adultos, a lo que le sumo el ser partícipe y ver la transformación de niños que ya son adolescentes, los chicos que han pasado a su etapa adulta y las familias que han adquirido y puesto en práctica sus pautas y/o crecido de manera personal quitándose las esposas y la mochilas que cargaban y cambiando la obligación de criar malhumorados en una especie de cárcel por el disfrute de sentirse en casa y acompañar a sus hijos e hijas,…al final es una transformación transversal en el resto de ámbitos de la vida particular de cada uno.

De manera personal, como madre, me encantaría que mi hijo y mi hija vinieran a mí a contarme cualquier cosa, que sepan que pueden contar conmigo, que sientan su familia y su casa como un lugar seguro en el que están protegidos de juicios, un lugar seguro donde se permite ser.

Este artículo una vez más está hecho con la intención de reflexionar y acercarnos al autocuidado, con la pasión de una psicóloga por su trabajo, de una persona por dejar un mundo mejor, y de una madre que quiere ver en un futuro a dos personas adultas capaces de sostenerse que disfruten de su vida, y la puedan vivir en coherencia.

Cristina Hermosa

PsiCorazonyMente

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