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Podemos encontrar muchas señales que nos hacen conscientes de la necesidad de acudir con nuestros hijos a una consulta psicológica.

Antes de empezar, me gustaría hacer una llamada de atención a la sociedad para, aunque ya no se ve “mal” acudir a un psicólogo, sigue pasando que menores y adultos lo vean como admitir que tienes un trastorno o enfermedad mental y por ello la negativa y el deseo de que nadie lo sepa.

Profesionalmente, veo un gran incremento en distintos temas como depresión, trastornos de la conducta alimentaria, problemas de conducta,… pero sobre todo de autolesiones e ideación suicida, que podemos ayudar y cambiar mucho si dejamos de ver al psicólogo como algo malo y empezamos desde la infancia a adquirir herramientas, a invertir en la prevención, a entender que al igual que nos lavamos los dientes para prevenir problemas de salud bucodental vamos a un psicólogo para prevenir y fortalecer la salud mental con todo lo que conlleva.

Estoy contenta, ilusionada y agradecida al ver el cambio de mirada en este sentido ya que cada vez son más las personas, menores y adultas, que acuden para llenarse de estrategias sin necesidad de esperar a que surjan problemas, a aprender y trabajar la inteligencia emocional llenándose de herramientas para su vida, incluso en varias ocasiones familias que estando al final de su embarazo o con un bebe pequeñito ya vienen a aprender pautas de educación que les ayude a la educación desde el cuidado de la integridad, también me he encontrado con abuelos que han venido para aprender ya que quieren ayudar en el cuidado de sus nietos, niños que empezaron conmigo a trabajar la inteligencia emocional en infantil y ahora están en el instituto,…

Hay muchas señales de alarma que evidentemente no pasan desapercibidas, pero existen otras que “se tildan” de pereza, de gandulería, de desafíos, de llamadas de atención,… y estas me preocupan bastante porque se dejan inatendidas ya que se perciben como he mencionado antes o como cosas de niños, que si son de adolescentes se une a la tan extendida excusa de que están en “la edad del pavo” y por eso no hay quien los aguante, que ya pasará. Puede que pasen, pero ¿a qué precio? ¿Con qué consecuencias?

Para mí, que trabajo además del ámbito infanto-juvenil y familiar, con adultos, veo la gran importancia de unos buenos cimientos, tanto por parte de progenitores a la hora de educar como en los menores que tienen herramientas de inteligencia emocional. Por ello siempre incido en la importancia de trabajar la inteligencia emocional y la adquisición de pautas de educación, ya que la mayoría de las cosas que trabajo con las personas adultas hubiera cambiado de haber contado con dichas herramientas en su infancia y adolescencia.

Expongamos un listado de señales:

  • Cuando vemos señales como cambios en sus hábitos, en alimentación, en sueño,…
  • Cuando vemos señales en su estado, a nivel emocional, irritabilidad, apatía, ansiedad, miedos,…
  • Cuando vemos que el desarrollo académico se ha modificado sin causa aparente
  • Cuando vemos cambios en el ámbito social, por ejemplo negándose a salir con un aislamiento excesivo, mostrándose tímido, insatisfacción continua con sus relaciones, déficit en habilidades sociales,…
  • Cuando vemos que usa juegos de poder para reafirmarse, hacerse ver, imponerse,…
  • Cuando vemos cambios a la hora de mantener sus rutinas
  • Cuando somatizan o presentan preocupaciones recurrentes, tics, gran sensibilidad,…
  • Cuando vemos retrasos en el control de esfínteres
  • Cuando vemos problemas en la convivencia
  • Cuando vemos que presentan problemas de gestión emocional, de autoestima,…
  • Cuando vemos impulsividad, adicción a las pantallas, negativa a salir,…

Todo ello lo podemos englobar en tres aspectos: identificar si presentan síntomas emocionales, cognitivos o comportamentales

Quiero hacer un breve apunte ya que cuando trabajo con niños, niñas o adolescentes me encuentro muchas veces a madres y padres destrozados, invadidos por una gran culpa de lo que han hecho o dejado de hacer, de no haberse dado cuenta de lo que pasaba,… Es normal y puede pasar en cualquier casa, lo que podemos hacer es coger la responsabilidad de mediar en el motivo, ir a la raíz, quitar todas las capas de la cebolla, no quedarnos simplemente en lo que vemos y queremos que cambien por ellos o por nuestra tranquilidad.

Algo que me planteáis mucho es que queréis que vuestros hijos o hijas trabajen y vengan a consulta pero que ellos no. ¿Qué hacer entonces? Si tu hijo necesita ir al dentista porque tiene una caries y no quiere ¿le llevas o lo dejas en casa sin atender esa caries? queda en la mano de cada progenitor como responsable de la salud, del bienestar y de la protección de su hijo o hija plantearse si es necesario o no ir a un psicólogo.

Interior cuando es necesario

Para mí, es mucho más complicado cada vez que trabajo con niños o adolescentes que no quieren venir, que no me hablan en un principio, que sus padres identifican un problema pero ellos no quieren cambiarlo y actúan a la defensiva,…

Es mucho más difícil trabajar en el ámbito infanto-juvenil ya que los adultos que vienen a consulta es una decisión suya y están con mayor predisposición que los menores que acuden obligados, por ejemplo para trabajar su adicción a las pantallas que no quieren dejar, para dejar de autolesionarse cuando en principio ellos no quieren porque creen que les ayuda y que pueden solucionarlo solos ya que identifican acudir a consulta como signo de debilidad,… Otro tema que resulta muy complicado es trabajar un trastorno obsesivo compulsivo, la persona adulta quiere salir de ahí aunque evidentemente no es un camino fácil, mientras que aunque si es cierto que en ocasiones si quieren poner solución los niños, niñas o adolescentes que lo ven como un “problema en ellos”, en la mayoría de los casos no quieren cambiar sus hábitos dificultando su adhesión al trabajo y a las pautas.

Para ello es necesario un acercamiento, trabajar con el menor a que identifique el sentido de acudir a un psicólogo, para poder posteriormente abordar el motivo de consulta, y en este punto vuelvo a recalcar la importancia de la sociedad entera, como por ejemplo muchas personas famosas que son ídolos y referentes en la población juvenil salen recalcando la importancia y normalidad de cuidar su salud mental. GRACIAS

También se da en ocasiones casos de menores que piden acudir a un psicólogo y sus progenitores se ríen de su “deseo”, que en realidad se trata de una necesidad, ya que no consideran que sea necesario y que les preguntan si es que están locos para necesitarlo, que en muchas ocasiones terminan viniendo tiempo más tarde o incluso años después pero con diversos problemas que anteriormente no tenían.

Por supuesto me encuentro familias en las que independientemente de quién tiene la iniciativa de venir, lo hacen con una gran predisposición, lo que facilita mucho el trabajo y los logros llegan mucho más rápidos, incluso muchas familias que una vez conseguido el motivo que les traen a consulta deciden mantener una cita al mes para que su hijo o hija cuente con un espacio seguro en el que ir “ordenando” su vida, avanzar en distintos temas por los que acudieron, como puede ser la autoestima, habilidades sociales, adquirir asertividad y formas de comunicación efectivas y respetuosas, identificar y potenciar sus talentos,…

Hay muchos niños, niñas y adolescentes que están deseando tener ese ratito conmigo y oyes frases del tipo “no sé si me va a dar tiempo a contarte todo lo que quiero que hablemos”, me cuentan algunas cosas que al preguntarles yo por el motivo expresan que es solo para que yo tenga más información suya que creen que puede ser importante, cuentan conectados con una gran plenitud y orgullo lo que van consiguiendo y cómo superan sus obstáculos, en definitiva cómo van viviendo y construyendo la vida que desean,… También, y lo escribo con una inmensa sonrisa, tengo una gran oleada de personitas que quieren ser psicólogos o psicólogas porque le ven mucho sentido al vivir en propia persona los cambios que han conseguido en su día a día.

Decidas o no acudir a un psicólogo, ayuda al llamamiento de identificar al psicólogo como un profesional que ayuda a fortalecer la salud mental, a que podamos vivir en coherencia, a que podamos construir un mundo mejor, y no especules ni ridiculices a un menor sobre las posibles razones por las que decide acudir.

Espero con ilusión que vayamos moviéndonos todas las personas en el autocuidado y se vayan terminando las relaciones basadas en juegos de poder, de sumisión, el bullying, las autolesiones,…

¡¡¡GRACIAS POR CONTRIBUIR A LA PREVENCIÓN Y A LA SALUD MENTAL!!!

¡¡¡LA CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO MEJOR ES UN OBJETIVO COMPARTIDO!!!!

Cristina Hermosa

PsiCorazonyMente

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