Lo primero que quiero comentar y dejar claro es que los conflictos entre hermanos son inevitables.
Hay casas en las que el número de conflictos entre hermanos es un número pequeño y/o de baja intensidad y, en el otro extremo se encuentran casas donde parece que están presentes desde que se levantan hasta que se acuestan. El número y la intensidad son variables.
¿POR QUÉ MOLESTAN TANTO A LOS PADRES LOS CONFLICTOS ENTRE LOS HERMANOS?
Seguramente porque alteran nuestra tranquilidad, porque entramos dentro y nos incomoda su reacción, no sabemos sostenernos, les hacemos responsables de esa emoción, que es nuestra y no de ellos.
«La paz no es la ausencia de conflictos, es la capacidad para manejar conflictos por medios pacíficos»
Ronald Reagan
Soy mamá y estoy convencida de que compartimos la hermosura y la plenitud de verlos juntos, jugando, hablando, disfrutando, riendo, compartiendo confidencias,…cuando vemos esa unión nos sentimos plenos, nos llena, ver la unión que queremos ayudar a crear entre ellos.
¿CAMBIA ALGO SI VEMOS LOS CONFLICTOS ENTRE HERMANOS COMO ALGO NATURAL Y UNA OPORTUNIDAD DE APRENDIZAJE?
Seguramente nuestro malestar disminuye.
Los hermanos son la primera persona con la que se aprende habilidades sociales, habilidades de negociación, trabajo en equipo, aprendemos a mentir, a guardar secretos,…
Esta manera de verlo alivia aunque igualmente no nos gusta que existan discusiones entre ellos, sobre todo cuando los conflictos entre hermanos se ven como resultado de la educación que les damos, y eso no es así.
En la mayoría de los casos, si solo pones la atención en el acontecimiento o la situación, no es tanto, es cómo la procesamos. Le ponemos nuestras gafas con nuestras interpretaciones, le sumamos nuestro cansancio,…y vamos engordando el problema. Además, muchas de las veces que nos metemos dentro empeoramos más que ayudamos porque lo hacemos en base a lo que creemos que ha pasado, siguiendo etiquetas puestas, y dando por hecho información que desconocemos, a lo que sumamos que no les dejamos sacar sus recursos para resolverlo.
¿POR QUÉ VIENEN LOS CONFLICTOS?
Preguntando a niños, niñas y adolescentes llegamos a un acercamiento: porque miente, porque me chincha, porque…
Vale…y si preguntamos para qué ellos o ellas acuden a esa manera de actuar: en relación a los padres…para que confíen en mí, para que me hagan caso, para que se den cuenta de que el otro hace cosas mal,…; y en relación a uno mismo: para divertirme, para que me deje tranquilo o tranquila,…
¡Qué información tan valiosa! Las discusiones, los conflictos, el chinchar,…son estrategias para cubrir necesidades y, una vez identificadas pueden ser sustituidas por otras que nos lleven a conseguir el objetivo.
Cuando descubren su necesidad y son conscientes de que en realidad la mayoría de las veces no llegan a conseguirlo con esa estrategia dejan de hacerlo. Repito y recalco, cuando lo descubren ellos mismos, porque nuestros sermones no suelen ayudar.
Cuando vienen a consulta para fortalecer la unidad familiar y llegamos a este tema, utilizo en sesión PlayMobil, caja de arena, figuras de madera con las que se suele trabajar sistémica,…recursos visuales independientemente de la edad (para papá y mamá también) porque ayudan a explorar información, acercándose a su realidad de una manera desidentificada y en un marco seguro, aprendiendo al mismo tiempo a referenciar y trabajando la empatía. Conforme van avanzando, vas calibrando y descubres que ya han tenido ese insight, esa toma de conciencia en la que puedo ver perfectamente que ya ven oportunidad de cambio, se hacen responsables y se empoderan al ser conscientes de que no se trata de una situación que no pueden cambiar.
¿CON ESA TOMA DE CONSCIENCIA SE ACABAN LOS CONFLICTOS ENTRE ELLOS?
No. Repito, son inevitables, y además añadiría que necesarios. Con los conflictos de casa son con los que aprendemos a solucionar después fuera.
Dependiendo de cómo se gestionen, de cómo influya, de cómo reaccionemos nosotros, dependerá lo que van interiorizando ellos: ver situaciones en las que nos amoldamos, buscar soluciones, tener en cuenta al otro y sus necesidades,… también personas que huyen del conflicto y se convierten en casi sumisas, personas que tienen miedo porque no han visto un amor incondicional y temen decir que «no» o discutir por si dejan de quererle, miedo al rechazo, personas que han vivido en casa enfados muy grandes en los que han aprendido a evitar y huir de ellos, dejar pasar el tiempo para enfriar la situación con intención de proteger a los otros porque no se ven capaces de sostenerse,… todo esto es importante verlo, atenderlo y cambiarlo, porque una vez más somos sus modelos.
El aprender a ver las necesidades de cada uno, referenciar al otro, dejar de buscar culpables y buscar soluciones, hacerse responsable de su parte y no verse como «víctima», dejar de hacer algo y buscar alternativas ecológicas, acoger las emociones,…todo es un proceso que se va adquiriendo con la práctica.
Cambiaría mucho los conflictos si cada cual se centra en estos aspectos, en aspectos para cubrir ambas necesidades negociadas con comunicación no violenta, y que aprendan a ello es tarea también nuestra, además de ser coherentes con nuestros actos.
¿QUÉ PUEDO HACER PARA QUE HAYA MENOS CONFLICTOS ENTRE HERMANOS EN CASA Y/O SEAN MENOS INTENSOS?
Lo primero es saber y tener presente que muchos problemas entre ellos vienen como consecuencia de los celos. Sienten miedo a perder el cariño de un ser querido que necesitan. Es doloroso y hay que atender, no ignorar. Muchas veces sienten una gran soledad.
Si esto lo mantengo presente, recuerdo la importancia de mostrarles amor incondicional, más allá de la existencia del otro. Si la necesidad que hay debajo es amor, ¿de qué me sirve ignorar?
Antes de empezar con las pautas vendría muy bien llevar a cabo una reflexión en la que vea cómo hemos ido resolviendo hasta ahora este tipo de situaciones, que miedos proyectados tengo junto a identificar creencias y otros patrones que me dificulten la manera de llevarlo a cabo en el presente.
PAUTAS PARA LOS CONFLICTOS ENTRE HERMANOS:

- Hacerles conscientes de que estás ahí, disponible y accesible, para escucharlo, para que se sienta visto y comprendido.
- No buscar culpables, ver responsables.
- Enseñar a referenciar y a descubrir la necesidad que tienen ambos en el fondo.
- No generar culpa ni vergüenza («Es que tiene pelusilla», «Eres un celoso»).
- Eliminar frases que impidan la libertad que tenemos cualquier ser humano de sentir («No debería de sentir celos/rabia a tu hermano…«).
- Evitar comparaciones.
- Fomentar la cooperación, el disfrute en familia, más que la competición.
- No responsabilizar al hermano de nuestra ausencia en distintos momentos («No puedo ir porque estoy con tu hermano, Tengo que bañar a tu hermana,…» y sustituirlo por ejemplo, por «Estoy ocupada, en 15 minutos voy«).
- Hablar y saber si es necesario reencuadrar y confrontar: por ejemplo, para «No viene porque no me quiere/le quiere más a él o a ella» podría servir algo de este estilo… «Cuando tú estás en el parque jugando/hablando por teléfono/… con tu amigo, te llamo y no vienes, ¿es que no me quieres?».
- Pasar tiempo de calidad con cada uno a solas.
¿QUÉ HAGO EN EL MOMENTO DEL CONFLICTO?
- Lo primero no buscar culpables, ni des por hecho algo que no sabes.
- Plantearte por qué si tiene sentido lo que hacen.
- Acoger tu emoción para poder sostener emocionalmente a ellos.
- No intervenir si no es necesario.
- Si sube la intensidad, ayúdales a ver ambas necesidades y hacerles saber tu confianza en su capacidad de resolución.
- Si se encuentran desbordados, si hay comportamientos agresivos, irrespetuosos,…además de ver ambas necesidades preguntar para llegar a acuerdos en los que ambos ganen y cubran sus necesidades: ¿por qué si tiene sentido lo que tú/él o ella hace?, ¿para qué haces tú eso?, ¿cómo se puede solucionar/conseguir/…?, una vez baje la intensidad, proponer a los dos qué más se les ocurre de manera conjunta, en equipo.
POR ÚLTIMO…
Reflexionar sobre uno mismo, ver si algo te condiciona, identificar patrones, creencias,… Después, en otro momento, reflexionar en familia y más en los casos en los que los conflictos entre hermanos se dan de manera recurrente, para llegar a acuerdos familiares que faciliten la convivencia, teniendo en cuenta las necesidades de todos. Es importante recordar que para que un acuerdo funcione todas las partes tienen que ganar.
Espero que este artículo ayude a la convivencia en casa, ver los conflictos entre hermanos como una oportunidad para aprender, en el que como cualquier aprendizaje, se trata de un proceso en el que intervienen varios factores, aprender a solucionar de manera respetuosa, y que los conflictos entre hermanos no se conviertan en un obstáculo para la armonía familiar.
«El conflicto, cuando se maneja correctamente, fortalece»
Benjamin Watson