Sé que a día de hoy queda más que claro la importancia que tiene la autoestima en nuestra manera de vivir y en la salud mental. Tenemos a nuestra disposición multitud de libros, de cursos, de charlas,…en las que vamos viendo distintos aspectos de la autoestima (cómo es mi autoestima, qué hacer para fortalecerla, cómo cuidar de mí, cómo cuidar mi salud mental…) que a veces se contradicen y esto frustra bastante.
Llevo tiempo queriendo escribir sobre este tema ya que compruebo en mi trabajo cada vez más como algunas “pautas para fortalecer la autoestima” que nos proponen están creando problemas y otras muchas veces no les llevan a la consecución de cambios ecológicos ni sostenibles en el tiempo como quisieran.
Con este artículo solo pretendo que haya reflexión, no quiero convencer a nadie de que lo que yo expongo sea la verdad absoluta sobre la autoestima, yo hablo desde mis conocimientos, desde mi propio crecimiento personal y desde mi experiencia profesional que me lleva a comprobar los distintos aspectos que voy a mencionar.
Como vivimos en un mundo de prisas, voy a dividir este artículo en varios posts y así facilitar la lectura, porque considero importante acompañar esta lectura con un momento para la reflexión que a veces por el deseo de leerlo todo rápido se pasa por alto.
Empiezo desmintiendo dos grandes mitos que veo muy a menudo:
PRIMER MITO: BÚSQUEDA DE AUTOESTIMA ALTA (vs. BAJA). AUTOESTIMA SANA:
Son muchas las veces que vemos la importancia de tener una alta autoestima. Una alta autoestima que en realidad te invitan a trabajar desde el mismo foco con el que se identifica la baja autoestima, desde las valoraciones, desde los juicios y las comparaciones, solo que en vez de hacerlo en negativo lo hacen desde lo positivo, es decir, un ejemplo rápido sería compararte con alguien “peor” (más feo, torpe, menos exitoso,…). Aquí me encuentro con muchos problemas porque aunque en principio parece que obtienes esa ilusión de empoderamiento, ese “quererme más”, no se sostiene.
Si por ejemplo para verme yo guapa/lista/eficiente profesionalmente… lo que sea, necesito que haya alguien más fea/ menos lista/…, ¿cómo me voy a ver en los momentos en los que esté con alguien más guapa que yo? Y dando otro pasito más, ¿cómo voy a poder verme si no tengo al lado a otra persona para poder compararme?
Esto es una autoestima “inflada”, es como un globo, nos impide vernos como seres completos y, cuando vemos nuestras facetas que identificamos como “no permitidas, como inferiores o negativas” nos hundimos de nuevo, es el alfiler que pincha el globo y por ello no hay cambios a lo largo del tiempo, sintiéndonos como en una montaña rusa con grandes subidas y bajadas en los que tenemos días que parece que nos comemos el mundo y días que es el mundo quien nos come.
Una autoestima sana busca un equilibrio, una plenitud, busca cambiar lo que no nos gusta porque no nos resulta funcional, pero no deja a la sombra ningún recurso, ninguna habilidad, ninguna parte de mí, no nos cierra al cambio, vemos que es un proceso, que es algo que está en mis manos y que yo soy la responsable de realizar esos cambios.
Si, por ejemplo, no me gusta ser agresiva (gritos,…) para resolver los conflictos con mis hijos, no es que ser agresiva sea malo siempre y quiera arrancar la agresividad de mí, porque puedo necesitar ser agresiva en un momento en el que sea mi única salida, por lo que no lo anulo, sino que cambio mi manera de resolver los conflictos con mis hijos y no muestro esa parte de mí en ese momento porque no me ayuda, porque no me resulta funcional.
Puede que nunca lo necesite, al mismo tiempo me tranquiliza saber que si quiero lo tengo dentro de mí. Aquí me he encontrado algunos casos, en los que dejan tan “a la sombra” esta capacidad de mostrarse agresivos, bien porque lo identifican como inaceptable o bien niños y adolescentes etiquetados y valorados por lo “buenos” que son, que anulan ese recurso, que después necesitaron y al encontrarse bloqueado no lograron sacar, porque ni siquiera pueden defenderse al significar para ellos que defenderse es ser agresivo y quedarse en esa sumisión que no desencaja con el perfil de ser bueno y por ello valorados.
Aquí, aunque es otro tema, resalto como en tantas ocasiones la importancia de no poner etiquetas, ya sean aparentemente buenas o malas porque tienen una repercusión y unas consecuencias que no ayudan aunque evidentemente no sea esa nuestra intención.
También te invitan a subir esa tan buscada “alta autoestima” a que te hables en términos de superioridad.
La positividad “tóxica” que se logra en base a esas valoraciones positivas negando las negativas nos impide también la comprensión de los demás y nos coloca por encima del resto, y es por ello por lo que cuando se empezó a promover este tipo de trabajo (“valoración positiva”) hubo un gran crecimiento de personas narcisistas.
Valorar es parte del problema cuando no se identifica el valor de una persona como algo intrínseco, sino que el valor se da solo si “es” o si tiene más que otra, lo que me lleva a tener que demostrar mi valía incentivando la competitividad dejando de lado la opción de buscar sinergia y ganar todos, el odio, la envidia que me lleva a una actitud victimista, o quitarle valor a lo que ha conseguido otra persona, o a buscar que el otro deje de brillar y destruir lo que ha logrado,…
No hay nadie inferior ni superior a mí como persona, tenemos diferencias en habilidades, en destrezas, en conocimientos sobre cualquier aspecto por supuesto…, pero no hay nadie más ni menos que nadie. Personalmente no se me ocurre a día de hoy pensar que yo sé más que un fontanero en su profesión, igualmente él ni es más ni es menos que yo como persona, yo tampoco lo soy que otra por ser psicóloga o por tener algo, independientemente que sea algo material, que sea una habilidad o un talento.
Buscar una autoestima sana, vernos completos, saber que somos seres humanos con nuestra vulnerabilidad, con fortalezas y con debilidades, con talentos (enfatizo que todo el mundo los tiene porque muy a menudo me dicen que no los tienen: solo hace falta saber identificarlos para a posteriori aprender a potenciarlos), nos permite entrar en equilibrio, nos permite aceptarnos sin condiciones y nos incita a la responsabilidad de cambiar lo que no queremos.
Esta aceptación “a ser quien soy” nos impulsa a convertirnos en personas íntegras y coherentes, nos permite ser, y como dijo Rocky Balboa a su hijo, “hasta que no empieces a creer en ti mismo no podrás tener tu propia vida” (que yo cambio “creer” por “ser tú mismo” ya que me hace falta saber verme y mostrarme, no hacer un acto de fe en mí misma y tener que creer en mí), nos permite vivir y ser el protagonista de nuestra vida.

SEGUNDO MITO: LA AUTOESTIMA ES ESTABLE
La autoestima no es estable y es más que posible cuidar de mi autoestima, además es un trabajo que se hace cada día porque se trata de un proceso que poco a poco se va interiorizando convirtiéndolo en mi “piloto automático” con el que me muevo por la vida aunque no sea algo inamovible.
La importancia está en saber que nuestra autoestima está en nuestras manos, al no ser que hablemos de menores que hay una gran responsabilidad en sus cuidadores. La diferencia radica en llevar un proceso para mantenernos en equilibrio, y por supuesto ser conscientes de cuándo se debilita, ya que es un estado subjetivo y se ve influenciado, sabiendo qué hacer para fortalecerla y volver a cuidarme.
Cuidar de mi autoestima, sabiendo que es mi motor y que condiciona mi vida, y siendo conscientes de que está relacionada con la salud mental haciéndome más o menos vulnerable, es al mismo tiempo cuidar de mí y de mi propia integridad.
Como ya he dicho, se trata de un proceso que se va interiorizando. Me resulta muy complicado resumir este proceso en varios artículos, igualmente voy a intentar recalcar aspectos importantes que me llevan a tener una sana autoestima en los siguientes posts del blog, ciñéndome a los que más dificultades encuentro, tanto en niñ@s y adolescentes como en adultos, cuando vienen a trabajar conmigo este tema o a llevar a cabo un desarrollo y crecimiento personal con la intención de adquirir herramientas para su vida y/o para la de sus seres queridos.
- LENGUAJE INTERIOR
- APRENDER A VERME
- VIVIR COMO YO QUIERO
- ACTITUD
- IMAGEN
- REFLEXIÓN FINAL